Escrito por Karmel Almenara
Según un reciente artículo publicado en HEPI (Higher Education Policy Institute), el nivel de participación de las mujeres jóvenes en la educación superior ha alcanzado ahora el 56,6%, en comparación con el 44,1% de los hombres jóvenes. Sin embargo seguimos hablando de brecha de género ¿por qué? Como profesora de español y previamente asistente de español para chicos y chicas de entre 11 y 18 años, hablamos sobre la situación de la mujer en el mundo hispánico y solemos toparnos con el concepto de ‘techo de cristal’ con el que cada vez más adolescentes están algo familiarizados, pero que poco saben explicar en la práctica. Mi escuela es únicamente para chicas hasta los 16 años, por tanto, la educación y el profesorado suele hacer hincapié en el empoderamiento femenino, la superación de los estereotipos de la sociedad patriarcal y la incorporación de las jóvenes a las asignaturas de STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas).
Hasta ahí todo suena bastante normal y, de hecho, prometedor. Sin embargo, en una reciente clase que tuve con mis estudiantes de 17-18 años, con exposiciones sobre diferentes aspectos del franquismo, me decidí a pedir a los estudiantes que levantaran la mano para no poner a nadie en el punto de mira. Cuál no fue mi sorpresa que de una clase de 10 chicas y 4 chicos, las chicas fueron las últimas en levantar la mano.
Como he mencionado previamente, la escuela intenta promover una educación feminista y de empoderamiento hasta los 16, entonces ¿qué había pasado? ¿por qué mis chicas, tan inteligentes, tan valientes y emprendedoras no se decidieron a levantar la mano?
Se podría argumentar que quizá fuera cosa de un día, algo sin importancia, el cansancio de un viernes por la mañana. El problema es que seguí observando al grupo durante las semanas siguientes y la historia siempre era la misma. Si yo pedía voluntarias o voluntarios, los chicos ponían su mano en alto y no era hasta un par de preguntas después que las chicas levantaban la mano. Se podría argumentar que las chicas quieren ser amables al verse en mayoría y quieren dar la oportunidad a los chicos primero, o tal vez las chicas están demasiado cansadas o son perezosas y por eso no quieren levantar la mano, pero ¿y si la razón se encuentra en algo más profundo y oscuro? ¿y si estamos empoderando a las chicas desde la escuela femenina pero se encuentran sin recursos de comportamiento ante los chicos? ¿y si las chicas no quieren parecer todo lo inteligentes y valientes que son ante los chicos para no intimidarlos?
Obviamente, no he podido aún descifrar el puzle de su comportamiento y, en el fondo, creo existe una mezcla de razones. Por un lado está esa falta de herramientas para trabajar en un ambiente mixto debido a su educación por sexos, pero por otro está el techo de cristal, ese mensaje constante de los medios y la sociedad patriarcal en general que rebaja a las mujeres a meros objetos de decoración en videoclips o critica duramente y condena al ostracismo a las mujeres que expresan su inteligencia de forma pública. Por mi parte, pienso sacar este tema a debate en mis clases para seguir escuchando y dejando hablar y expresarse a las generaciones presentes y futuras.
Karmel Almenara
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